PARES...... O NONES |
ANTONIO CAPILLA Corresponsal Taurino |
Llevo un tiempo intentando sacarle
punta a esto de los 'mano a mano' actuales (pares), y por más que lo
pienso, no llego a ninguna conclusión, claro está, en el terreno de la
justificación histórico-anímica, por no entrar en el terreno de la
lógica. Históricamente tenían su qué, una identidad propia, un interés inusitado entre los aficionados, que amaban y odiaban en una misma tarde, en un mismo lugar, fuera pueblo o ciudad, en una misma plaza, en un solo instante, mágico y maravilloso, que se traducía en un arcoíris de emociones fuertes, y que iban mucho más allá de la propia corrida de toros. Era un fenómeno sociológico lleno de matices y como no podía ser de otro modo, esperado, ansiado y en ocasiones temido, pero nunca pasaba por ser indiferente, vulgar y falto de contenido (nones). Podemos preguntarnos qué justificaba los manos a mano de antaño, y la respuesta siempre nos llevaría a una premisa, a una máxima que no se puede perder nunca de vista cuando estamos hablando de un enfrentamiento entre un hombre o mujer (con bastante menos presencia en la Fiesta, aunque sea importante) y un animal que no olvidemos que es una fiera (bravura), o debería serlo, y no a un ejemplar domesticado a base de búsqueda de bondades propias de los humanos (mansedumbre). Esa premisa es la emoción, la verdad, la confrontación, la lucha sin cuartel, sin tregua posible, ilimitada, pero con toros, y me refiero a toros, a los que dan miedo, porque ver toros sin miedo, es ver a un trapecista con red, a un Alonso en un coche de fórmula uno a 50 km. por hora, a un paracaidista tirándose desde una altura de 2 metros, al protagonista de una película de terror sin cara de malo…podíamos seguir indefinidamente, pero como ejemplos de formas de desvirtuar la verdadera razón de ser de las cosas, es más que suficiente. ¿Mantienen la máxima los mano a mano actuales o son, por el contrario, vivo ejemplo de cómo se puede desvirtuar el sentido de las cosas?. Me inclino por lo segundo. ¿Acaso debemos olvidar los versos lorquianos? “Dijo Paquiro a su hermano: soy más valiente que tú, más torero y más gitano” ¡Qué tiempos aquellos! ¿Hoy se puede decir algo parecido de los 'puramente comerciales' mano a mano? Me temo que no, que no van por ahí los tiros ni mucho menos. Que habrá sido de Pedro Romero y
Pepe-Illo, Cúchares y Chiclanero, Lagartijo y Frascuelo, Joselito y
Belmonte, Puertas y Camino, El Cordobés y Palomo Linares, Paquirri y
Miguelín…incluso más actuales como Joselito y Ponce, con sus famosos
quites, y ya desde novilleros, Rafael Camino y Miguel Báez Litri, por no
hablar de los novilleros granadinos Mariscal y Montenegro que casi
provocaban altercados civiles entre partidarios de uno u otro en plena
Gran Vía. Pero es que además, y como no podía ser menos, los toros se
procuraban para que al 'rival' le costara trabajo llegar a tu altura,
vaya de los que expresaba Larita cuando decía: “Er público horrorisao
—que es como debe está—, me hasía una ovasión y me desía ¡salvaje!”
(López Pinillos, 1987) |