ÁNGEL ALCARAZ "NIÑO DE HUÉSCAR"

A. MARÍN


 
Como ya nos adelantaba nuestro añorado amigo Francisco García de la Serrana Parra en un número anterior de esta revista, en Huéscar ha habido varios ciudadanos que a lo largo de los tiempos han querido ser toreros. Uno de ellos fue Ángel Alcaraz “Niño de Huéscar” que paseó en nombre de nuestra ciudad a lo largo de la geografía española y del cual vamos a hacer una pequeña biografía con los poquitos datos de que disponemos.

Ángel Alcaraz “Niño de Huéscar” nació en Huéscar el día 02 de noviembre de 1943, más concretamente en el cortijo Zabad, que era propiedad de su familia paterna.

Ya desde pequeño le entró la fiebre por el toro; pues cuentan que más de un revolcón le dieron las vacas de labor de dicho cortijo cuando él practicaba algunos lances con ellas.

Al inicio de su adolescencia como tantos andaluces tomó el camino a tierras catalanas. Allí su afición fue acrecentándose y por su cuenta y riesgo participó en su primera novillada en Figueras, tierra que tanto conocía un ilustre granadino llamado Federico.

Después siguió la vida del camino de tantos jóvenes maletillas llenos de ilusión andando por tierras de Salamanca. De aquella tierra castellana pasó (o mejor volvió) a Granada. En la ciudad de la Alhambra pasó cuatro meses en la puerta de la plaza de toros pidiendo una oportunidad junto al novillero de la vecina localidad de Orce: Fernando Casanova. En estas circunstancias recibió la inestimable ayuda de la familia Ramírez que regentaba un bar cerca de la plaza. Al fin le llegó la oportunidad y lidió una novillada en el coso granadino, donde cortó una oreja. De allí al poco tiempo toreó en la plaza de toros de Huéscar. En su ciudad natal toreó cuatro tardes en las que salió triunfante.

Durante su etapa como novillero participó en bastantes novilladas por toda la geografía española.

En vista de la dureza de esta profesión y quizás por la fortuna que a veces no acompaña al talento decidió retirarse.