LOS TOROS Y LA PSICOLOGIA |
Cuando propuse escribir un artículo para esta magnífica revista-boletín que publica todos los años nuestra fabulosa y oscense peña taurina, pensé: ¿Cómo relaciono yo Psicología y Tauromaquia?. Tras meditar y reflexionar se me ocurrió que efectivamente había varias analogías, ya que los “Toros” son parte de nuestra vida, como Andaluces y Españoles que somos, y donde hay vida ha Psicología. Lo mejor de tener varios temas a tratar es que en sucesivos boletines, si me lo permiten, podré dar algunas ideas y paralelismos que unan ciencia psicológica y toreo. Este año nos centraremos en el aficionado al toreo y en aquellos procesos psicológicos que hacen de este arte una afición, una pasión e incluso una forma de vivir. Desde antiguo el Ser Humano siempre ha estado interesado e incluso fascinado por todos aquellos enfrentamientos entre Personas y Animales Salvajes, o lo que es lo mismo, inteligencia contra fortaleza física. En el antiguo Egipto los opuestos al faraón debían luchar contra fieros cocodrilos del Nilo en presencia del pueblo como castigo, y que decir de roma, donde los cristianos y los gladiadores se enfrentaban a enormes felinos en lo que era un gran espectáculo de masas. Pues bien en la actualidad aún sigue habiendo rodeos en EE.UU. y como no nuestras españolísimas corridas de toros. Varios mecanismos o teorías psicológicas pueden ayudarnos a entender el por que de esta afición al mundo del toreo. Como podrán comprobar en las siguientes líneas todos los “tercios” de la psicología, o al menos la mayoría de ellos, aportan sus teorías y postulados para explicar el por que de ese amor y esa afición al toreo. Una primera línea de explicación a este fenómeno la conforma la Psicología del Aprendizaje o Psicología de la Educación. Esta rama de Psicología aporta varios constructos a analizar. A continuación paso a detallar aquellos aspectos más significativos. Dentro de estas explicaciones en primer lugar debemos considerar aquellas próximas a la Teoría del Aprendizaje Social. Bandura y su escuela propusieron que se aprendía observando a un modelo y luego practicando. Este tipo de aprendizaje puede ser principalmente de dos formas, Directivo (por instrucciones) o Vicario (por imitación). Aquí encontramos una primera explicación, la herencia cultural transmitida por nuestros antepasados. Todavía dentro de estas teorías de aprendizaje también es ciertamente relevante la Teorías Asociativas. Destacando el Condicionamiento Clásico (Thorndike) y el Condicionamiento Operante (Skinner). Estas teorías pueden explicar el amor al toreo por medio de un aprendizaje producido por relaciones de estímulos y por un baile de contingencias, castigos y reforzamientos. Un buen ejemplo sería, la gratificación que supone para un buen aficionado ver una buena corrida de Victorino tras un largo y duro día de trabajo, o simplemente como un regalo por una labor bien hecha, esto es un refuerzo positivo y la base de estas teorías. Otro tipo de teorías que explicarían esa afición al toreo sería las procedentes de la Psicobiológia, unidas íntimamente a las anteriores; es decir a las asociativas, en este caso. Ver a una persona jugarse la vida puede producir una sensación de desasosiego, intranquilidad o excitación, lo cual sería un refuerzo negativo. Un estímulo es más reforzante cuando mayor sea su asociación temporal a esa conducta. De manera muy simple, este mecanismo de refuerzo lo constituyen vías dopaminérgicas desde un área mesencéfalica (el área tegmental ventral-ATV-) que se dirigen al núcleo Accumbens, una estructura límbica subcortical. Este mecanismo se encarga de movilizar conductas inmediatas, la liberación de dopamina(DA) en el núcleo Accumbens (NA) es necesario para que tenga lugar el refuerzo. Placer es sinónimo de refuerzo negativo. Finalmente, las últimas teorías que analizaremos serán las relacionadas con la Psicología Social, sin ánimo de extenderme en demasía estas irán mas de la mano de fenómenos como la agresividad, la influencia de las mayorías y minorías, los fenómenos perceptivos, estereotipos, procesos grupales, riesgo, etc. Pero sin duda este tipo de fenómenos serán más relevantes a la hora de estudiar el comportamiento de los detractores de este bello arte del toreo; tema diferente y que si Dios quiere abordaremos en próximas ediciones. A modo de resumen, hemos podido comprobar que algunos de los principales mecanismos psicológicos, que grosso modo son los más básicos a la hora de explicar cualquier conducta humana, también nos sirven para analizar y comprender un poco más el mundo y el pensamiento de los aficionados al toreo. Que Dios reparta suerte. Antonio David Gallardo Martínez Licenciado en Psicología por la Universidad de Granada
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