LA CRISIS EN LA FIESTA DE LOS TOROS

 

 

JUAN MIGUEL ALONSO FERNÁNDEZ

 

 

     En los tiempos que corren, y en compañía de esta crisis económica,  todos los órdenes luchan de manera frenética por no caer en las garras de esta recesión bestial que sufre el país. El mundo del toro no podía ser menos y escapar de rositas, entre otras cosas porque –aunque le pese a una minoría- el mundo del toro es y forma parte del día a día de la sociedad española. Algunos han llegado a decir que no hay cosa más antitaurina que la actual crisis, y fruto de ello es el descenso de festejos tan notable que se ha contabilizado este año con relación al pasado, de las más de mil trescientas  corridas que se mataron en 2008 no van a sobrepasar mucho la cifra de novecientas cincuenta en el actual 2009.

      Pero no vayan a pensar, por ello, los antitaurinos que la Fiesta está en declive, porque lo que no ha descendido, sino todo lo contrario, es el número de espectadores que acuden a las corridas de toros, el motivo de este menor número de festejos viene producido por la falta de financiación por parte de los ayuntamientos para cerrar festejos taurinos y populares.

     Ante esta situación dos son los protagonistas de la Fiesta, sin lugar a duda los más importantes, los que van” a pagar el pato” de la crisis en el mundo del toro. Uno de ellos, los toreros, que un gran número de ellos no van a pasar de diez festejos durante toda la temporada, cuando estaban acostumbrados a doblar y hasta triplicar sus paseíllos, tan solo los primeros del escalafón van a poder tener continuidad y llegar a un número importante de actuaciones. Y el otro damnificado directo es el toro bravo, se calcula que van a ser más de 2.000 los ejemplares que se van a quedar en las ganaderías sin poder ser estoqueados en las plazas. Y aquí ocurre lo mismo que con los maestros, las principales ganaderías – Cubillo, Victorino, Juan Pedro, …-, van a lidiar sus camadas al completo, porque a unas las demanda el público y a otras los figuras del toreo, pero en cambio, otros muchos hierros, aunque conocidas, que no son de primera línea se van a vivir con muchas apreturas económicas, al no poder dar salida a sus reses, con el consiguiente aumento de gasto y la disminución de ingresos. Mucho me temo que algunos ganaderos se van a ver obligados a vender o transformar sus fincas en otras actividades, y otros se van a ver abocados a disminuir de manera drástica sus vacas.