REFERENCIA A UNA FIESTA TAURINA EN HUÉSCAR
EDICIÓN NÚMERO IV

 

                 Si el toreo es conocido por los españoles como la Fiesta Nacional será por algo; y es que las plazas de toros son en la geografía urbana española casi tan omnipresentes como los campanarios, aunque sean muy pequeñas, caso de la de Cogolludo (Guadalajara), tan pequeña que está dentro del patio de un antiguo palacio del que casi nada se conserva gracias a la guerra civil. Añadamos a esto la instalación de ruedos portátiles en aquellos pueblos que no disponen de plaza de toros.

            Pues bien, no sólo es el toreo nuestra fiesta nacional por celebrarse por toda España, sino también por su antigüedad, aunque no soy yo precisamente conocedor de la historia taurina. En el caso de Huéscar, como corresponde a una Ciudad del antiguo Reino de Granada, no debieron existir espectáculos taurinos hasta después de su incorporación a la Corona de Castilla, mediante capitulación el 25 de junio de 1488.

            Estando ya todos los territorios bajo la misma fe y la misma autoridad Real, está también en todas partes la cultura del toreo –el toreo de la época-. Por doquier se celebraban espectáculos con toro, y lejos de ser sólo un motivo de liberación para las clases populares, angustiadas por la pobreza, eran también ocasión de regocijo para reyes y cortesanos, y como no, para nobles y burgueses. Todos disfrutaban jugando –o desafiando a la suerte- con el toro, o, más tranquilos, viendo como lo hacían los demás, detrás de unas simples barreras de palo, con ocasión de la proclamación de un nuevo Rey, en nacimiento de un Príncipe, el cese de una epidemia o una festividad religiosa.

            Huéscar no fue una excepción a la expansión de la cultura taurina, y de todos es sabido que nuestra Plaza Mayor fue antaño, desde los inicios de la Modernidad, escenario de juegos de tauromaquia, siendo los animales –entiéndase, los toros- encerrados en el callejón todavía hoy conocido como del toril.

            No conozco yo datos precisos acerca de tales celebraciones toreras, pero sí puedo dar a conocer un documente de gran curiosidad, sobre todo para los aficionados al toreo y a conocer nuestra historia local, y que hace referencia –como no- a un festejo taurino en la Plaza Mayor de Huéscar.

            Resulta que en una de mis rutinarias y productivas visitas al Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Granada, el amigo Victoriano Pérez, buscador entre los registros de Huéscar por motivos diferentes a los míos, encontró una curiosa referencia.

            Según ésta, cuya fecha es 21 de septiembre de 1664, algunos miembros de la cofradía de Nuestra Seora del Rosario habían ido a Segura de la Sierra a buscar unos toros para celebrar una fiesta el día 6 de octubre en la Plaza Mayor de Huéscar. Los toros eran propiedad de las hermanas doña Margarita y doña Luisa Baltanas, vecinas de Segura de la Sierra. Su representante, Fernando de Mendoza, acude, tras la firma del contrato, al notario de Huéscar Alonso del Toral para otorgar la escritura a que nos referimos, el 21 de septiembre de 1664.

            En ella se reflejan las condiciones del trato. El dicho Fernando de Mendoza se comprometía a favor de la cofradía, hermano mayor, diputados y tesorero de Nuestra Señora del Rosario de esta ciudad a traer y encerrar en la plaza Mayor de esta ciudad un juego de toros y seis de muerte de cuatro años arriba y cuatro capeos, y en ellos dos padres para la fiesta que hace este año para el día seis de octubre que viene del, todos a satisfacción y fama, todo ello en precio y cuantía de tres mil reales de vellón corriente al tiempo de la paga, que ha de ser y hacerse en esta dicha ciudad para el día ocho del dicho mes (...) con calidad y condición que si dentro de ocho días contados desde el en que se encerraren y corrieren, por heridas o malos tratamientos muriere algún capeo o cabestro o no estuviere de recibo, les han de pagar por cada capeo quinientos reales, y lo mismo por cada cabestro, y por la guía sesenta ducados, dando la piel y la carne o la res, y avisando dentro de los ocho días referidos, y pasados ha de quedar libre la dicha cofradía y las personas que se obligaren, y no les han de poder pedir cosa alguna......

            Esta pequeña y poco exacta referencia es solo una modesta aportación a nuestra historia taurina local, que espero pueda enriquecerse en el futuro con nuevos datos, por limitados que sean. Pero lo mismo que modesta, es significativa y reveladora de la tradición torera de nuestra ciudad, tradición que la Peña Taurina “Tendido Cero” pretende mantener viva y extender, objetivos que espero se vean correspondidos, para no perder una tradición que es en Huéscar secular, como demuestra el citado documento cuya aparición espero haya gustado entre los aficionados al toreo y a mantener vivas nuestras raíces culturales.

 

JESUS DANIEL LAGUNA RECHE